En términos de enseñanza, la retroalimentación efectiva es una herramienta fundamental que trasciende la simple evaluación; es el vínculo entre el aprendizaje y el crecimiento continuo.
En este artículo exploraremos qué implica una retroalimentación efectiva en educación y cómo puede transformar el proceso de aprendizaje del estudiante.
¿Cuándo una retroalimentación es efectiva?
De acuerdo a Sadler (1989) una retroalimentación se vuelve efectiva cuando constituye información que permite acortar la brecha entre el nivel actual y el esperado.
En otras palabras, se trata de proporcionar información que permita al estudiante comprender y evaluar su desempeño; guiándose, por ejemplo, a través de criterios de evaluación, objetivos o metas de aprendizaje. Esto le permitirá ajustar sus estrategias de aprendizaje para mejorar su rendimiento.
Por otra parte, cuando la retroalimentación es constante, oportuna e inmediata es más probable que el estudiante tenga posibilidades de mejorar, debido a que, en estas circunstancias, el estudiante es más consciente de su aprendizaje.
¿Cómo hacer una retroalimentación efectiva?
Una retroalimentación efectiva no se basa sólo en un “bien hecho”, sino que debe ir más allá y profundizar a través de comentarios concretos que orienten y promuevan un mejor desempeño.
Para aplicar una retroalimentación efectiva, de acuerdo al mismo autor anterior, debemos asegurarnos de que el estudiante:
- Conozca y entienda el objetivo de aprendizaje que se quiere alcanzar.
- Pueda comparar su nivel actual de desempeño con el que indica el objetivo de aprendizaje.
- Proponga acciones concretas que le permitan mejorar su desempeño y alcanzar el nivel del objetivo de aprendizaje esperado.
Entendiendo lo anterior, para aplicar correctamente una retroalimentación efectiva, esta debe basarse en 6 claves:
6 Claves para aplicar correctamente la retroalimentación efectiva
- La retroalimentación fomenta la autorreflexión y autorregulación del aprendizaje
Haz partícipe al estudiante de su proceso de retroalimentación. Para ello, podrías pedir que realice una autoevaluación en base a criterios ya definidos, para que pueda evaluar cómo fue su desempeño, qué aspectos podría mejorar y a través de qué acciones.
- Promueve la interacción docente – estudiante alrededor del aprendizaje
Más allá de generar una retroalimentación por escrito, prioriza los momentos de diálogo con tus estudiantes. Por ejemplo, podrían compartir entre sí sus resultados de aprendizaje e idear posibilidades o soluciones para mejorar el desempeño.
Estos momentos no deben ser hechos aislados, por el contrario, se debe hacer un seguimiento para que, en la próxima retroalimentación, los estudiantes vean si esas soluciones sirvieron o no para obtener un mejor rendimiento.
- Esclarece en qué consiste el desempeño esperado
Es fundamental transmitir con claridad qué se espera en términos de desempeño, incluyendo objetivos, criterios y estándares.
Debido a lo anterior, durante la retroalimentación será crucial recordar los objetivos iniciales del curso y evaluar comportamientos observables que demuestren si se cumplieron o no.
- Entregar las herramientas para disminuir la brecha entre el nivel actual y el esperado
Evita cerrar el ciclo de una evaluación con una sola evaluación. En cambio, tal vez entrega la posibilidad de realizar segundas evaluaciones que permitan al estudiante realizar correcciones y mejorar.
- Entrega un feedback de calidad al estudiante
Como señalamos antes, para una retroalimentación efectiva, es necesaria que esta sea precisa y en el momento oportuno; esto es esencial para un feedback de calidad. Además, la retroalimentación debe incluir aspectos positivos, pero también ser claros en qué se debe mejorar. Evita comentarios negativos que perjudiquen la autoestima del estudiante.
- Promueve su motivación y autoestima
De la mano de lo anterior, es esencial que la retroalimentación sea una experiencia positiva y constructiva.
Tu rol como docente es clave, al tener el desafío de motivar al estudiante hacia la mejora continua, destacando no sólo las áreas de mejora, sino también sus fortalezas.
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Tipos de retroalimentación
Existen varios tipos de retroalimentación, pero a continuación desarrollamos el modelo de aquellos que, de acuerdo a Förster (2018), resultan ser más efectivos para la mejora de los aprendizajes, ya que se enfocan en describir los aspectos logrados y por lograr de una tarea evaluativa, además de proponer estrategias para mejorar, tanto por parte del docente como del estudiante.
1 | Retroalimentación descriptiva de logros
Trata de proporcionar información específica y detallada de los logros alcanzados por el estudiante en relación a los objetivos de aprendizaje y los criterios establecidos para evaluar su desempeño.
En lugar de simplemente otorgar una calificación o limitarse a un “está bien” o “está mal”, esta retroalimentación se centra en describir con precisión qué aspectos del trabajo son exitosos, qué competencias ha demostrado o qué áreas ha dominado.
Si bien esta retroalimentación puede ser unilateral, es decir, desde el docente hacia el estudiante, también se puede realizar en conjunto, proponiendo al estudiante identificar qué aspectos del trabajo ha realizado de forma correcta.
2 | Retroalimentación descriptiva para mejorar
Este tipo de retroalimentación permite ahondar en estrategias para corregir lo aprendido; en la práctica, esto puede ocurrir cuando el docente especifica los logros y lo que hay que mejorar, o bien también puede ser en conjunto con el estudiante, permitiéndole a este idear caminos de mejora.
En ambos tipos de retroalimentación, la idea es que el docente, más que un juez del desempeño, sea un facilitador.
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