En la búsqueda de construir sociedades más justas y equitativas, la inclusión escolar se ha convertido en un tema central dentro del contexto educativo. En Chile, este concepto ha ganado relevancia a medida que se reconoce la importancia de proporcionar a todos los estudiantes un entorno de aprendizaje que celebre la diversidad y promueva la igualdad de oportunidades. 

¿Qué es la inclusión en la educación en Chile?

La inclusión escolar es un enfoque educativo que busca garantizar que todos los y las estudiantes, independientemente de aspectos como: su país de origen, condición social o económica, orientación sexual, entre otros, tengan acceso a una educación de calidad en un entorno inclusivo. 

Esto implica reconocer y responder a la diversidad de los estudiantes, abordando las barreras que pueden impedir su participación y aprendizaje efectivo. 

¿Cuál es el principal objetivo de la educación inclusiva? 

En el fondo, es crear un entorno diverso que repare en las necesidades de cada estudiante; donde este se sienta aceptado, respetado y apoyado en su proceso de aprendizaje. 

Inclusión escolar en Chile: un largo camino por recorrer

Para dar un poco de contexto, la inclusión en Chile, en primera instancia, se veía desde la perspectiva de la educación especial, por lo que desde ahí surgieron proyectos como: el Proyecto de Integración Escolar (PIE) y la Política Nacional de Educación Especial, que hacía énfasis en aquellos estudiantes con Necesidades Educativas Especiales (NEE). 

Junto con lo anterior es que se promulgaron legislaciones como la Ley. N° 20248 que estableció normas de Subvención Escolar Preferencial (SEP) y el Decreto n° 170, que favoreció a las personas que presentaban alguna NEE.  

No obstante, se hacía necesario considerar otras cualidades asociadas a la inclusión escolar, y no sólo ligadas a la NEE. Por esto, el término “inclusión para la educación escolar” se utilizó por primera vez en Ley General de Educación, que señalaba que el Estado debía velar por la igualdad de oportunidades y la inclusión educativa, reduciendo las desigualdades en términos económicos, sociales, étnicos, de género, territoriales, entre otros. 

Frente a esto es que, en 2015, nació la Ley de Inclusión Escolar; cuyo objetivo fue velar por un sistema educativo más inclusivo que no discriminara por condiciones socioeconómicas, culturales o académicas. 

¿Qué dice la ley de inclusión escolar en Chile?

Dentro de los principales ejes de la Ley de Inclusión Escolar, están: 

• Regular la admisión de estudiantes al sistema escolar: Las y los estudiantes no tendrán que pasar por criterios de selección (ya sea entrevistas, solicitud de calificaciones, pruebas de selección, informes de conducta, etc.) para ingresar a un colegio. 

• Eliminación del financiamiento compartido (copago de los apoderados): Se disminuirá gradualmente el aporte monetario (copago) de los colegios particulares. El objetivo de este eje es que la educación de los niños, niñas y adolescentes no esté determinada por la capacidad financiera de sus padres. 

• Lucro en la educación: Los dueños de los establecimientos suscritos a la ley deberán crear corporaciones o fundaciones sin fines de lucro para seguir recibiendo la subvención. Esto quiere decir que todos los recursos deben ser exclusivamente destinados al proyecto educativo. 

De esta manera, la medida busca asegurar que los fondos públicos destinados a la educación se utilicen de manera transparente y en beneficio de la calidad y el desarrollo de los servicios educativos.  

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Cómo garantizar la inclusión escolar: La formación docente como pilar fundamental 

Si bien las distintas leyes mencionadas, y más aún la Ley de Inclusión, vienen a mejorar el sistema educativo, aún así no es suficiente para garantizar la inclusión. Para que así sea se deben manejar aspectos estructurales de fondo que consoliden las diferentes iniciativas que promueve la ley y que tengan coherencia en la práctica.  

Frente a esto, ¿cómo podemos velar por una verdadera inclusión escolar en Chile? 

Dado que el proceso de enseñanza/ aprendizaje se materializa esencialmente en el aula, la responsabilidad recae, en gran parte, en el docente. 

Por esto, es necesario que el equipo docente maneje estrategias pedagógicas y disciplinares adecuadas a ambientes diversos y que mediante ellas aseguren procesos de aprendizaje efectivos. Algunas de estas estrategias podrían ser: 

• Desarrollo de habilidades sensibles a la diversidad: La formación docente debe orientarse hacia el desarrollo de habilidades que permitan a los educadores comprender y responder a la diversidad presente en las aulas. 

Esto implica no sólo el conocimiento teórico sobre las distintas necesidades educativas, sino también la sensibilidad para reconocer y valorar las diferencias individuales de cada estudiante. 

• Estrategias Pedagógicas Inclusivas: Es necesario equipar a los equipos docentes con estrategias pedagógicas inclusivas que se adapten a diversos estilos de aprendizaje y capacidades. 

Lo anterior va más allá de la mera adecuación de materiales; implica también diseñar ambientes de aprendizaje que fomenten la participación de todos los y las estudiantes, independientemente de sus habilidades o limitaciones.  

• Fomento de la colaboración y comunidad: La formación docente debe resaltar la importancia de la colaboración con la comunidad educativa y, principalmente, con las familias de los estudiantes. La participación activa de todos los actores de la comunidad contribuye a la creación de un entorno inclusivo. 

• Fomentar la empatía y la conciencia social: Además, se debe cultivar la empatía y la conciencia social entre educadores y estudiantes; esto puede ser mediante la discusión de temas que aborden la igualdad y la inclusión, creando espacios para la comprensión y el diálogo. 

• Actualización permanente: Dada la evolución constante de la sociedad y la comprensión de la diversidad, la formación docente debe ser un proceso continuo. 

Por ende, los educadores deben estar dispuestos a actualizarse y aprender constantemente, adaptando sus prácticas a medida que cambian las necesidades y los contextos educativos. 

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