En la actualidad el mundo se encuentra en constante alerta frente a los desafíos ambientales que nos afectan. En este contexto, la educación ambiental en el aula emerge como un pilar fundamental en la formación de jóvenes conscientes del medio ambiente, capaces de promover prácticas sostenibles y contribuir a la construcción de un futuro más saludable y equitativo para todos y todas.
En este artículo hablaremos precisamente de ello: la importancia de trabajar la educación ambiental y de qué rol juegan los docentes en esta materia.
¿Por qué es importante trabajar la educación ambiental en el aula?
La educación ambiental es un proceso permanente e interdisciplinario, el que está destinado a formar a la ciudadanía en el reconocimiento de valores y en el desarrollo de habilidades que permitan que los seres humanos, su cultura y el medio ambiente convivan de forma armónica.
Desde aquí, la educación ambiental en el aula surge como un aspecto clave; dado que es en los establecimientos educacionales donde se forman a las generaciones del futuro.
Para ello, es importante que el término conciencia ambiental se integre de manera transversal desde la educación parvularia hasta la educación media, permitiendo que niños, niñas y jóvenes se familiaricen con él desde temprana edad.
A modo de resumen, la educación ambiental en el aula es importante porque:
- Fomenta la toma de acciones y responsabilidad por el cambio: Al comprender el conflicto ambiental, las personas se hacen partícipes de este problema, tomando medidas que, aunque a baja escala, ayudan a resolverlos. Estas medidas pueden ser, por ejemplo, el reciclaje, ahorro de energía, del agua, entre otros.
- Promueve la participación ciudadana: La educación ambiental fomenta la participación activa de la comunidad en la toma de decisiones. Al educar a las personas sobre los problemas ambientales y sus posibles soluciones, la sociedad se empodera y puede abogar por políticas y prácticas sostenibles.
- Prepara a los jóvenes para el futuro: La educación ambiental proporciona habilidades y conocimientos para las niñas, niños y adolescentes, lo que les permitirá adaptarse a un entorno cambiante y a tomar decisiones informadas sobre cómo mitigar y responder a los problemas ambientales, que también son problemas sociales.
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Jóvenes a quienes le importa la educación ambiental
Las y los jóvenes entienden que existe un cambio climático que, tarde o temprano, les afectará, por ende también buscan respuestas y acciones concretas. Algunos estudios al respecto así lo demuestran:
De acuerdo al estudio nacional realizado por Fundación Tremendas con el apoyo de Unicef, CAF y Fundación Multitudes, el 80% de las jóvenes dice dar máxima importancia a la educación ambiental en el aula. Si bien la cifra se centra en las mujeres estudiantes, no deja de ser un dato clave.
Otra encuesta realizada por la Juventud sobre el Cambio Climático (LCOY), que entrevistó a aproximadamente a 100 jóvenes entre 15 a 35 años, de diversas regiones de Chile, reveló la preocupación que estos tienen sobre la falta de educación medioambiental.
Todo esto sólo hace más latente la necesidad de contar con una verdadera educación ambiental en el aula.
Pero, ¿qué ocurre con la normativa en relación a la educación ambiental?
Veamos rápidamente algunos datos importantes del panorama actual:
- La educación ambiental forma parte del marco normativo de la Ley General de Educación.
- La educación ambiental se expresa en contenidos del sistema educativo. El portal “Currículum Nacional”, da una guía de objetivos de aprendizaje y unidades relacionadas a la Educación Ambiental.
- Creación del Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE), que busca, valga la redundancia, certificar establecimientos educacionales en cuanto a sustentabilidad.
- Se incorporó la Educación Ambiental en la Ley 19.300 (1994) en el marco de las Bases Generales del Medio Ambiente.
Estas son algunas de las medidas que se han tomado; sin embargo, aún existe una falta de concientización de la crisis ambiental, tanto por parte de los y las estudiantes, así como también de los equipos pedagógicos.
De acuerdo a Egaña (2018), los establecimientos certificados o no en el SNCAE, no cuentan con una adquisición significativa de conocimientos con respecto al medio ambiente y la sustentabilidad. Por otro lado, las prácticas docentes en cuanto a educación ambiental se alejan de la realidad del alumnado.
Todo esto nos señala que si bien existen medidas en torno a la educación ambiental, aún así se requieren mayores esfuerzos para que la presencia de temas ambientales logren llegar a la realidad del estudiante.
Desde ahí, hace falta lograr un mayor interés en los docentes, de manera que la educación ambiental sea realmente una experiencia transformadora, y no se quede sólo en el papel. Hace falta un cambio de actitudes y comportamientos, desarrollo de nuevas metodologías y didácticas que puedan incorporarse en el aula.
Si bien este es un desafío transversal en la sociedad, es en los equipos pedagógicos donde es más urgente realizar un cambio, porque, como mencionábamos en un principio, es acá donde se formarán a las generaciones venideras.
¿Qué rol juegan los docentes en todo esto?
Debemos entender que capacitarse en materia de tecnología, inteligencia artificial u otro, es tan o más importante como capacitarse en educación ambiental. Al darle nuestra atención, seremos capaces de transformar realidades; porque no hay una mejor forma de llegar a la población y formar ciudadanos, si no es a través de la docencia.
Los equipos pedagógicos, además de entregar conocimientos, también son guías, personas que nos entregan valores, que influyen en nuestras decisiones y formas de ver el mundo.
Dado esto, es fundamental que los docentes se sientan comprometidos con la educación ambiental y que, más que un concepto, se transforme en una filosofía de vida que permee todas las áreas de conocimiento y que promueva valores de respeto, responsabilidad y cuidado hacia el medio ambiente y las generaciones futuras.
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