Hablemos de educación e inteligencia artificial. ¿Son dos conceptos opuestos o pueden ir de la mano? En el aula, la inteligencia artificial puede ser un concepto que atemoriza al cuerpo docente, después de todo, estamos hablando de máquinas que quieren imitar nuestra inteligencia.
Pero, más allá de verla como una inteligencia enemiga, es hora de tomar las oportunidades que nos ofrece y ocuparla a nuestro favor; sacándole el máximo provecho para mejorar el aprendizaje de estudiantes en el aula, así como también favorecer el trabajo docente.
¿Qué es y para qué sirve la inteligencia artificial?
En general, podemos definirla como la capacidad que tienen los dispositivos artificiales creados por el hombre para realizar tareas que son propias de la inteligencia humana, como: razonar, aprender y actuar de una manera en que, normalmente, se requeriría de una persona.
En términos sencillos, para que la inteligencia artificial funcione se necesitan datos y algoritmos. Con la información adquirida, las máquinas crean patrones por los cuales logran aprender.
Ventajas de la inteligencia artificial
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- Aporta precisión
- Automatiza los procesos
- Disminuye el error humano
- Aumenta la eficiencia
Educación e inteligencia artificial: ¿qué sabemos al respecto?
Cuando nos enfrentamos a la inteligencia artificial en el aula, tenemos dos opciones: actuar con desconfianza y desaprovechar totalmente esta herramienta, o analizar las oportunidades que nos ofrece.
Y para que no cunda el pánico antes de tiempo: no hay tecnología que reemplace lo que un docente puede hacer en cuanto a entregar orientación, asesoramiento y retroalimentación a sus estudiantes.
De acuerdo a la UNESCO, la inteligencia artificial es capaz de hacer frente a dos de los mayores desafíos en el ámbito de la educación: el de desarrollar prácticas de enseñanza y aprendizaje innovadores, y el de cumplir con el avance de la consecución del ODS 4 (objetivo de Desarrollo Sostenible: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.”)
Después de todo, si lo analizamos, la tecnología avanza en diversos aspectos de la vida cotidiana, pero el sector educativo sigue presentando un sistema muy tradicional.
Para la UNESCO, la innovación educativa puede ayudar a disminuir la dificultades de acceder al aprendizaje, así como también automatizar los procesos de gestión y optimizar los métodos de enseñanza.
Cuando hablamos sobre educación e inteligencia artificial, una de las primeras acciones que debemos tomar en cuenta es utilizar la IA de manera ética, educando a estudiantes sobre su uso y potencial, así como también advirtiéndoles sobre las desventajas si le damos el uso equivocado.
En 2019, la UNESCO publicó el Consenso de Beijing sobre la inteligencia artificial y la educación, un documento que propone consejos y recomendaciones sobre cómo sacarle el máximo provecho a la IA; todo esto en el marco de la consecución de la Agenda 2030 de Educación. Estos consejos son:
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- Planificar políticas educativas que permitan sacar el máximo provecho a la IA en el presente y el futuro.
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- Velar porque la IA no reemplace la función del docente, sino que les beneficie mediante programas que refuercen sus capacidades.
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- Diseñar nuevos modelos educativos que integren la IA, ya sea en el desarrollo de mejores servicios, en recursos y herramientas educativas para un aprendizaje a distancia más personalizado.
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- Preparar a los estudiantes para que sean capaces, en el futuro, de integrar la IA y así desarrollar competencias adecuadas para la vida y el trabajo.
- Promover un uso inclusivo y equitativo de la inteligencia artificial, eliminando barreras de discapacidad, género, situación geográfica, origen ético o cultural y estatus socioeconómico.
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Beneficios de la inteligencia artificial en la educación: ¿cómo hacer que sea nuestra aliada?
Si descomponemos el trabajo del docente en diversas tareas, algunas de ellas puede hacerlas mejor la IA, mientras que en otras, la herramienta puede funcionar como un complemento.
Por ejemplo, ciertas tareas administrativas podrían ser realizadas por la inteligencia artificial, ahorrando una gran cantidad de tiempo a profesores; tiempo que podrían dedicar a otros aspectos importantes de la enseñanza.
A modo de ejemplo, algunas tareas administrativas que podrían realizar las IA son: calendarizar pruebas o eventos que deben ser comunicados de manera masiva a estudiantes, o bien revisar y evaluar grandes cantidades de pruebas.
Ahora bien, la educación e inteligencia artificial no sólo convergen en situaciones administrativas o de gestión, sino también en el proceso de enseñanza y aprendizaje, por ejemplo, ayudando a planificar clases y generando actividades pedagógicas creativas, o utilizando plataformas para obtener datos estadísticos que permitan analizar y diagnosticar la situación académica de los y las estudiantes, entendiendo su recorrido educativo, cuáles son sus capacidades, intereses, preferencias y estilos de aprendizaje.
Por otro lado, con la realidad virtual y aumentada, el equipo docente puede proporcionar un aprendizaje más atractivo e interactivo. También los chatbots pueden ser un recurso útil, entregando asistencia a estudiantes 24/7.
Incluso, la inteligencia artificial puede ayudar a realizar predicciones de abandono escolar; permitiendo detectar el problema de manera anticipada para evitar la deserción.
Educación e inteligencia artificial: ¿cuáles son los desafíos?
Lo anterior son solo algunos ejemplos de cómo la inteligencia artificial en el aula puede entregarnos oportunidades para mejorar el aprendizaje y automatizar procesos propios de la labor docente. Pero, ¿qué debemos tener en consideración para ocupar correctamente la herramienta? ¿Cuáles son los desafíos?
Una de las principales preocupaciones y a la vez desventajas de la IA, es que puede fomentar el sesgo, perpetuando los prejuicios, la discriminación y la exclusión.
Por otro lado, también hay que ser cautelosos a la hora de elegir con qué herramientas trabajar, ya que podemos irrumpir en la privacidad de los estudiantes y la seguridad de su información personal.
Y, finalmente, otro desafío a afrontar es la posibilidad de que la educación e inteligencia artificial no sea una herramienta de unos pocos, sino garantizar la igualdad de acceso a ella, evitando las diferencias de alfabetización digital entre comunidades educativas.
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